Quien escribe gusta del halago pero el escritor, en cambio, ha de aprender a gozar con el arrecio, con el golpe de martillo sobre el yunque de su obra. Sólo así podrá forjar aiestosRafael Gibelli
Quien escribe gusta del halago pero el escritor, en cambio, ha de aprender a gozar con el arrecio, con el golpe de martillo sobre el yunque de su obra. Sólo así podrá forjar aiestosRafael Gibelli