Un amigo me preguntaba por qué no construíamos ahora catedrales como las góticas famosas y le dije: los hombres de aquellos tiempos tenían convicciones, nosotros los modernos no tenemos más que opiniones y para elevar una catedral gótica se necesita algo más que una opinión
La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resulución de volvere loca